domingo, 21 de noviembre de 2010

Cosas de Niños

Este fin de semana pase de un estado de ánimo por demás pesimista a traer las pilas a todo lo que da aún a pesar de los típicos esfuerzos de finales de semestre.
Y es que comprobé que con el paso de los años vamos perdiendo muchas capacidades que poseíamos de niños y que  ya más grandes nos hacen demasiada falta. Una de ellas es la facilidad con la que los niños se relacionan y pasan un buen rato a pesar de las diferencias con otros. En este punto me pregunto cuántas veces somos incapaces de  convivir con personas con las que supuestamente tenemos diferencias a pesar de la necesidad de convivencia.
También me percaté de que con el paso de los años nos volvemos mucho más temerosos que los niños; ello lo digo porque en muchas ocasiones de pequeños hacemos cosas intrépidas por diversión  (en las que muchas veces la experiencia nos sirve de aprendizaje) y ya de grandes le tenemos pavor a los riesgos, con lo que nuestras posibilidades de aprendizaje se ven reducidas.
Afortunadamente al tiempo que comprobé tales hechos, también me percaté de que es posible retomar aquellas cualidades de niños, y que cuando logramos hacerlo, la vida nos resulta más ligera y placentera. Así, descubrimos que nosotros le damos  cabida o no al niño que llevamos dentro.

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