El día de hoy, como típico domingo familiar, realizamos la típica visita a la Iglesia… ni qué decir. Las familias se reúnen y procuran que los más pequeños aprendan todo lo referente al rito, lo cual como sabemos ya es una cuestión cultural; sin embargo, me sorprende darme cuenta que la gente se muestra respetuosa de los preceptos religiosos que implican un cambio en nuestros estilos de vida, generalmente sólo cada domingo y en frente de la comunidad, pero ¿qué sucede el resto de los días de la semana?
Otro asunto que me sorprendió fue que realmente sólo acudimos cuando necesitamos alguna especie de “milagro,” lo que implica un deseo de que nuestros problemas se resuelvan de manera mágica y sólo bajo el influjo de las oraciones. ¿Qué hay del esfuerzo que debemos hacer para alcanzar nuestros objetivos?
Se nos olvida que si bien la cuestión espiritual, relacionada con la religión, es algo inherente al ser humano, no necesariamente condiciona la consecución de nuestras metas, pues el logro de éstas depende de las acciones que estemos dispuestos a realizar para ello.
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