En esta ocasión creo que rebasé mis límites establecidos para escribir en este espacio. Las razones son diversas pero, no por ello, el pretexto deja de ser simple.
Esta semana tuvieron lugar nuestras muy breves vacaciones de Semana Santa y los días se han ido como agua sin que en verdad hayan sido del todo aprovechables. El miércoles, noche en la que ya es costumbre escribir por estos lares, se dio un acontecimiento un tanto chabacano entre los queridísimos contemporáneos de la facultad y debido a ese lapsus de perdición, la costumbre se rompió.
Por supuesto la situación ha sido excepcional y debo reconocer que me ganó la tentación de juerga (realmente bien merecida); sin embargo hoy es viernes y “hoy toca” pese a las dificultades que he tenido estos días para lograr conseguir una conexión a internet, ya que ahora me encuentro en la hermana república de Tlaxcoapan, (Hidalgo) pueblo pequeño y demasiado tranquilo -y no exagero- desde donde les envío saludos.

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