Ya para este ombligo de semana han acontecido hechos bastante peculiares que vale la pena enunciar pero sin evidenciar a los protagonistas, claro.
Académicamente, lo más relevante fue la presentación del proyecto de tesis frente a mi asesora y frente a mi grupo. Si bien puede uno ponerse muy nervioso al tratar de explicar todo ese proceso mental que se viene maquinando y que se pretende plasmar en la tesis, creo que un factor importante para proyectar ese conocimiento adquirido y el análisis que ello conlleva, es el gusto que por el tema tengamos, ya que nuestra pasión será palpable para los demás y facilitará el entendimiento de nuestras posturas.
Ahora, pasando a temas mucho menos relevantes pero igual de gratificantes, debo admitir que aquello de la espontaneidad suele ser algo divertido, más, si uno lo hace a favor de nuestros seres queridos. Cuando un amigo, de manera espontánea, decide hacer algo extremo para animarnos a lograr nuestros objetivos, uno se siente en verdad motivado y a su vez, con la necesidad de motivar a ese amigo para que éste luche por alcanzar sus metas. En este sentido creo que nos encontraríamos dentro de una cadena de favores, la cual podemos ver como un mecanismo de apoyo mutuo y de reforzamiento de lazos afectuosos.
Con este pequeño impulso que ese alguien me dio, ahora no puedo y no debo retroceder en la búsqueda de mis metas, pero tampoco dejaré que esa persona lo haga respecto a los suyos, aunque ahora sea yo quien tenga que hacer alguna locura para evitarlo.
Esa persona sabe de qué hablo y que definitivamente puede que el cine sea uno de los pretextos de nuestra siguiente “locura espontánea conjunta.”

:)
ResponderEliminar