miércoles, 1 de septiembre de 2010

Para mis chicas

Cuando llega el final del día llegan a nuestra mente las reflexiones. Pese a que esta noche no hallo la suficiente inspiración para escribir algo más relevante, quisiera dedicar esta entrada a mi prima Samantha, pues su charla me hizo pensar en la reflexión de hoy.


En medio de una familia que se describe a sí misma como un matriarcado y en donde por cualquier situación fortuita las mujeres han tenido que salir adelante por sus propios medios, se pueden encontrar una serie de explicaciones vagas para el extraño patrón que rige a las relaciones de pareja en la familia y que se muestra como un virus que se contagia entre sus miembros.

Pero dejando de lado las interpretaciones místicas que puedan surgir alrededor de dicho patrón, bien es cierto que ha sido prueba del grado de independencia y plenitud que puede alcanzar una mujer, mostrando que ambos aspectos no se contraponen sino que contrariamente se complementan.

En fin, el motivo de fondo de esta entrada es agradecerles a esas mujeres por demostrarme que es posible realizarse sin tener que anclar tus sueños a los de otra persona.

¡Bien por todas esas mujeres emprendedoras, valientes y luchadoras!

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