Esta noche no hay más atención que aquélla que me fue robada junto con el último dejo de cordura.
En medio de un mar de confusión y dispersión retomo el rumbo aferrándome a una voz lejana y a una mirada profunda que penetra mis pupilas y se clava en mi memoria.
Dicha mirada intermitente, tatuada en los sueños, es tan novedosa y a la vez tan familiar que intriga. Llama la atención su misterio y a la vez atemoriza cualquier movimiento en falso, como si el poco equilibrio que queda en la tierra pudiera romperse.
Cuando uno teme y quiere, ¿qué es lo que debe hacer?
Cuando el subconsciente habla demás, sólo queda parar y esperar…
No hay comentarios:
Publicar un comentario