En la entrada anterior prometí un intento de justificación acerca del por qué Irlanda será parte de mi objeto de estudio en la tesis. En este sentido, es obvio que mi gusto particular por aquel país influyó en mi decisión, ya que en anteriores ocasiones he expresado mi afición por su cultura, su historia y sus paisajes. No obstante, debemos dejar de lado ese agrado mío y entrar en cuestiones un tanto más serias.
Si bien en este espacio sólo quisiera esbozar someramente mis razones para el estudio de Irlanda y su vinculación con el nacionalismo, trataré de delinear un poco la cuestión histórica para la mejor comprensión del lector.
La historia irlandesa está llena de conquistas, de ahí que su cultura sea el resultado de una rica mezcla de tradiciones. A pesar de ello, fue a partir de la llegada de los Celtas en el siglo VI a. de C. que se estableció una unidad lingüística y cultural en la Isla, mientras que el catolicismo fue introducido por San Patricio para el siglo V a. de C., siendo éstos, elementos clave para la creación de la identidad irlandesa frente a la de sus invasores.
Para el siglo XII, la llegada de los Normandos sería el punto de partida para el desencadenamiento de los primeros movimientos nacionalistas, sin embargo, en el año de 1603 cae el último bastión irlandés, la provincia de Ulster, en manos de la corona inglesa; tal provincia posteriormente sería habitada por una mayoría de ingleses protestantes.
A partir de entonces se comienzan a dar una serie de inconformidades por la segregación social y política realizada a favor de los ingleses protestantes y en detrimento de una mayoría irlandesa católica, situación que aparentemente culminaría con la partición de la Isla y con el logro de la independencia en 1922, pero que la historia se encargaría de desmentir, pues aquel asunto todavía muestra ciertos cabos sueltos aún en nuestros días.
Este último aspecto hace que un tema aparentemente arcaico se vuelva actual, ya que la cuestión de los conflictos entre protestantes y católicos no ha mostrado tener una solución duradera, siendo ésa una razón más para estudiar la situación irlandesa.
Por otro lado, y para efectos del nacionalismo, el caso irlandés nos ejemplifica las características principales de éste, ya que por un lado presenta una fuerza aglutinadora durante los periodos del movimiento independentista y de construcción del Estado Irlandés independiente y por otro, una fuerza desintegradora, al momento que es causa del rompimiento imperial con Gran Bretaña.
Mariana creo que eres de las pocas personas con las que comparto el hecho de no poder explicar porqué te gusta tal o cual país, más si estos están en otro continente y tienen otra cultura. Pero así de fácil nos damos cuenta del porque, ¿no crees?, son países con una cultura que si bien es para nosotros algo extraño, diferente, en general exótico, que provocan nuestro interés así como así.
ResponderEliminarYo estoy en la misma situación, creo que sabes que mi tesis la quiero hacer de España (cosa que estoy en conflicto al replantear lo que quiero investigar), aunque también me hubiera gustado hacerla de Inglaterra, no puedo explicarlo pero ese país me fascina desde hace años, ojala pueda después hacer un trabajo sobre éste país.
Por lo pronto, espero que logres sacar a adelante tu tesis, y demostrar que por más lejos y diferente que sea el país, sigue siendo interesante (eso sin contar que produce grandes actores y por más guapos, como Jonathan Rhys Meyers).
¡Oh sí! has descubierto mi oscuro secreto respecto a mi interés por Irlanda jajaja
ResponderEliminarEse Jonathan Rhys Meyers...yo siempre dije que aquel país tenía algo especial para mí jajajaja